
Taller de PNL: El Poder de las Palabras

Los últimos 3 meses del primer semestre hemos estado en cuarentena, confinados en nuestras casas y seguimos ahí. Ignoramos cuándo se va a terminar este período pero cada día que pasa nos acercamos más a nuestra salida, casi como de un laberinto o de una prisión. A muchas personas les ha llegado esta experiencia como una condena o un castigo, a otras no. La crisis social, económica y personal apareció hace varias semanas. Sabemos que en tiempos de crisis tenemos sólo 2 alternativas: dejarnos abatir o tomar esta experiencia vital como una oportunidad para crecer y superarnos.
Estar “confinados” significa estar encerrados con límites claros imposibles de traspasar. Los confines son los límites de un área. Ya que estamos obligados a permanecer en el hogar, sin necesidad de ir a ninguna parte, tal vez sea esta una oportunidad para explorar los confines de nuestra mente y traspasarlos.
Quizás con qué nos encontraremos que nos puede sorprender… La maravillosa mente humana es infinita, ahí cabe todo y más de lo que podemos imaginar.
“La mente es su propio lugar y en él puede convertir el infierno en un cielo y
el cielo en un infierno”.John Milton
En períodos difíciles, donde se nos presentan grandes desafíos, debe salir lo mejor de nosotros. Ahí es cuando las circunstancias nos empujan a echar mano a nuestros más preciados recursos como la fortaleza, la creatividad, el ingenio, la inventiva, el optimismo y la energía. Para problemas y situaciones nuevas es necesario traer soluciones nuevas: cuando el panorama cambia, así también las respuestas.
La tecnología aleja a los que están cerca y acerca a los que están lejos. La segunda parte de esta condición actual es la que nos beneficia a todos y es importante valorarla. Tenemos acceso y contacto inmediato con nuestros seres queridos que están físicamente a muchos kms de distancia. Hace algunos años esto era imposible …
El medio ambiente nos presenta un desafío. El stress, el temor y la incertidumbre debilitan nuestro sistema inmune. Le tenemos miedo a lo desconocido. Si este sentimiento de temor persiste por un tiempo prolongado nos quedamos sin energía para nuestra defensa interna. Durante este período crucial hasta la gente más fuerte siente miedo, sufre, se enoja y se frustra. Son precisamente esas las emociones que provoca la hormona del stress que en última instancia debilita nuestro sistema de defensa frente a agentes externos como los virus y las bacterias. Si cambiamos estas emociones negativas por amabilidad, aprecio, gratitud– aunque nos cueste al principio por no ser algo natural dada la coyuntura – nuestro sistema inmune comienza a regularse y produce más anticuerpos de defensa contra los virus y las bacterias. Al cambiar nuestra actitud y disposición mental podemos fortalecer nuestro mundo interior. Démonos el tiempo para alimentarnos mejor, de manera más sana, para hacer ejercicios, para tener buenos pensamientos, meditar, rezar, dormir lo suficiente, hacer lo que nos agrada en la casa, leer y escuchar música. La gratitud es uno de los sentimientos más potentes que podemos tener. Debemos valorar lo que tenemos, comenzando por la salud y siguiendo con nuestra comida, la casa, la familia, el trabajo. Se ha comprobado científicamente que 15 minutos diarios de gratitud, repasando mentalmente todas las bendiciones en nuestra vida aumenta nuestras defensas en un 50%. Una mente positiva genera pensamientos positivos, lo que fortalece todo nuestro sistema inmune. Es por eso que algunas personas se mantienen sanas a pesar de estar en un ambiente con bacterias y virus. Dejemos que las emociones positivas y el optimismo nos guíen por la vida.
Si le entregamos poder a algo que nos produce temor, ese algo tiene poder sobre nosotros, nos hace más vulnerable al ambiente que nos rodea y a sus amenazas potenciales. Convertimos esas amenazas en algo real que nos puede dañar. Lo que en verdad necesitamos es un cambio de consciencia, nuestro propio estado mental interno. Tenemos que enriquecer nuestro mundo privado.
Cuando ya salgamos de nuestras casas “al mundo” sabemos que nada va a ser igual, tampoco nosotros. Habremos adquirido una experiencia histórica y sin precedentes para toda la humanidad. Al final de este proceso cabe hacerse interrogantes y poder contestarlas ante nosotros mismos.
¿Qué aprendimos, para qué nos sirvió, cómo nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos, con nuestros más cercanos?
¿Saldremos de esto como personas más evolucionadas?
¿Tendremos más esperanza por esta enorme experiencia de vida?
La respuesta debe ser siempre positiva.
Gerti Bargsted
Neurolingüista
¡Comenzó el 2020!
Hasta hace poco parecía tan lejano y sin embargo, ya estamos aquí.
Todos nosotros, en mayor o menor medida, nos hemos visto afectados por los hechos ocurridos en nuestro país en el último trimestre. Algunas personas han quedado choqueadas y hasta casi paralizadas en su fuerza vital para continuar con sus empeños de estudio, trabajo o de armonizar con la familia, como así también con las demás personas. Se sienten muy desganados y tristes. Es natural pero la vida continúa para todo el mundo.
Ante este panorama incierto para todos, ¿cómo hacemos para empezar el año de buena forma? Todas las personas queremos que nos vaya bien en la vida pero, con frecuencia, nos vemos atrapados por el fatalismo con pensamientos pesimistas. Mentalmente nos repetimos ideas como “no va a resultar”, “las cosas están muy difíciles ahora”, “el país está entrando en una recesión”, “este primer semestre va a ser muy difícil”, etc. También las escuchamos de la gente que nos rodea o de los medios de comunicación.
A la mayoría nos gustaría pensar que vamos a lograr el éxito y vamos a cumplir los propósitos que nos fijamos para este año, y que este éxito nos va a traer felicidad. No hay nada más lejos de la verdad. Lo que trae éxito es la felicidad y esta está DENTRO de nosotros, en nuestra mente y nuestro corazón. Una mente positiva hace que el cerebro vea más posibilidades que una mente negativa. Esta última hace que el cerebro se sienta amenazado por el futuro y así se cierra a nuevas oportunidades.
Un niño pequeño le preguntó a su padre: “¿qué nos traerá el 2020?” y el padre le contestó: “365 oportunidades”. ¡Esa es la actitud correcta! Cada día nos trae nuevos desafíos, posibilidades y experiencias. Hay que ir al encuentro de ellas con la mente abierta y positiva como la de un niño. ¿y si algo no resulta como queríamos o lo habíamos planificado? Igual nos sirve porque nos queda siempre la experiencia y la enseñanza. Se aprende de los errores y también de los aciertos.
Cuando el cerebro está en un estado positivo, tiende a ser tres veces más creativo que en un estado negativo. Esto, evidentemente ayuda con la fijación de metas y logros para el nuevo año.
A continuación van algunas sugerencias.
Nunca comience de cero
Lo peor que puede hacer alguien es empezar una lista de propósitos y logros desde cero, es decir, como si a estas alturas de su vida no hubiera logrado absolutamente nada. Sabemos que esto es falso. Comience haciendo su lista con algún o algunos logros del año anterior. Esto le va a ayudar a darse cuenta que está en mejor pie para comenzar de lo que pensaba, y de lo que estaba hace un año. De este modo va a tener una razón poderosa y un impulso importante para continuar. Se puede hacer con los estudios, el trabajo, las labores cotidianas y, por supuesto, con los objetivos a largo plazo. El ser humano tiene más energía cuando percibe que se acerca al logro de la meta. Debemos centrarnos en lo que ya hemos avanzado y al mismo tiempo mantener nuestra mente fija en lo que queremos lograr.
Comience su día con un mensaje positivo
Procure leer primero los mensajes positivos en su correo electrónico y en whatsapp. Este solo hecho tiene un pequeño efecto benéfico en la mente pero más importante que eso es lo que usted haga en ese sentido. Que su primer mensaje por correo o whatsapp sea algo optimista, positivo: ya sea un saludo alegre o un mensaje con afecto para alguien importante para usted. Algo tan simple como “hola, que tengas un día excelente”. La comunicación positiva le aporta tranquilidad y seguridad al cerebro, y lo libera de amenazas subconscientes. También, le va a ayudar a la otra persona a vislumbrar el día de forma optimista. Haga que el día comience con comunicaciones positivas, que constituyen los mayores predictores de felicidad. La felicidad genera más felicidad.
Use lenguaje positivo al fijarse metas
Identifique sus malos hábitos y lo que quiere cambiar de usted –ya sea dejar de fumar o eliminar la comida chatarra– y céntrese en evitar esto lo que más pueda. Ponga todo en un marco positivo al fijarse en los beneficios que le traerá. Por ejemplo, repítase mentalmente y escriba en un papel “ahora solo como comida sana para sentirme bien”, “ahora solo respiro aire puro para limpiar mis pulmones”, etc.
El cerebro, en forma natural, va a usar la energía que tiene para ayudar a la idea positiva que usted ha adoptado. El cerebro sólo necesita que la persona parta con la idea para poder desechar los malos hábitos de inmediato.
Céntrese en hábitos positivos
Los hábitos positivos deberían estar incorporados a nuestra rutina diaria de manera que nuestro cerebro se acostumbre a ellos. Primero que nada, siéntase agradecido(a) por todo lo que tiene a diario, tanto lo material como lo intangible: la casa, la comida, los servicios básicos, el afecto y reconocimiento de los cercanos, el trabajo, la salud, la mente sana y las emociones positivas. Meditar, rezar y prestar atención a la respiración también ayuda, como asimismo llevar un registro mental de las experiencias positivas de cada día. Siempre manifieste agradecimiento a todos los que le rodean. Con este solo gesto o actitud podemos mejorarle el día y la vida a alguien, y también a nosotros mismos.
Piense que lo suyo es un aporte
Siempre tenga en mente que lo que usted hace y piensa hacer –o seguir haciendo y mejorando– este año es algo que a usted le gusta, le importa, le apasiona, lo(a) impulsa a la acción. Si a usted lo(a) hace feliz, también hará feliz a otros, si es bueno para usted también lo será para otros. Cada uno en lo suyo y cada uno a su ritmo. Los aportes hacen que la vida de las personas sea mejor, más plena y feliz.
¡Feliz 2020!
Vamos tras nuestros logros
Gerti Bargsted
Master PNL
Para ser feliz en la vida y tener éxito es importante que nos fijemos metas a seguir. Una vez que sepamos hacia dónde dirigirnos y dónde nos encontramos en este momento, solo nos resta saber cómo llegar a donde queremos desde donde estamos y dar los pasos necesarios. No solo es importante fijarnos metas, sino que también es fundamental que las definamos de manera específica debido a la forma en que funciona nuestro cerebro. A estas metas se les denomina “resultados bien construidos”. Además, debemos concebirlas como “directrices bien formadas”. La razón es que cuando logramos un resultado deseado, se acabó, ya no hay más. ¿Y ahora qué? Por ejemplo, la persona que quería publicar un libro. Después de lograr publicarlo, ¿Qué hace? La vida continúa. Mientras que cuando uno va con un sentido de dirección, uno sigue progresando, perfeccionándose y sintiéndose cada vez mejor. Hay que tener un sentido de continuidad ascendente en cuanto a los logros de uno mismo en distintos planos de la vida: profesional, laboral, afectivo, financiero, bienestar físico, etc.
Una cosa es deshacerse de un problema y otra muy distinta es lograr un objetivo. Lo primero es un paso necesario para lo segundo.
“Lo mejor del pasado es que ya pasó.
Lo mejor del presente es que es un regalo.
Lo mejor del futuro es que está por venir.”
Richard Bandler
Las directrices bien construidas deben ser lo que Ud. realmente quiere y no lo que no quiere. Deben ser específicas y estar asentadas en los sentidos. Ud. tiene que ser capaz de identificar cuando va en la dirección correcta. Ud. debe saber qué es lo que podrá ver, oír y sentir cuando logre el resultado y cuando está yendo en el sentido correcto. Es decir, en la mente hay que anticiparse al resultado, al logro del objetivo. La dirección a seguir es algo que Ud. controla y algo que realmente puede lograr.
Hay algunas preguntas claves que le van a ayudar a tener claridad respecto a resultados y directrices bien construidas.
A continuación algunos ejemplos:
Positivo
Específico
Base sensorial
Control
Consecuencias
La mayoría de las personas saben lo que es correcto pero no lo hacen no más. En el fondo, tomar una decisión acertada se trata de aprender a pensar sobre las cosas imaginando el resultado o consecuencia con cierto detalle, pero no demasiado. Hay que anticiparse a la situación futura.
Para tomar buenas decisiones, también es necesario saber cuáles son nuestros valores y qué estamos dispuestos a transar o perder para el logro de un objetivo superior. Lamentablemente los valores de muchas personas no tienen una jerarquía y esto es fundamental para poder priorizar. Por eso hay tanta gente confundida e infeliz.
Por otro lado y, al mismo tiempo, cuando nuestra motivación es grande, encontramos la forma de lograr lo que deseamos. A veces creamos los mecanismos. Todo se reduce a tener una voluntad firme y decidida. Esta voluntad unida a un foco claro, el hecho de centrarse en lo que uno quiere lograr, y a la imaginación vívida hace que la meta esté cada vez más cerca de ser alcanzada. Antes de que nos demos cuenta el logro llega.
Cuando tenemos una situación conflictiva o un problema que nos ha aquejado o “molestado” por mucho tiempo, queremos deshacernos de eso pero no sabemos cómo hacerlo.
Para poder realizar un cambio de verdad es necesario hacer un cambio en el subconsciente de una u otra forma porque a nivel consciente las personas muchas veces no lo perciben. En muchas ocasiones cuando las personas piensan demasiado en algo, en vez de solucionarlo lo boicotean. ¿Por qué ocurre esto? Porque lo que es importante para nosotros es lo que llena nuestra mente. Al pensar continuamente en un problema, junto con la carga emocional negativa, le damos más “fuerza” y potenciamos la sensación de fracaso, de estancamiento y de desesperanza.
El enfoque correcto es mirarlo desde afuera, como si le estuviera pasando a otra persona, y asumir una actitud mental ejecutiva, con esperanza en la solución.
La clave para a modificar cualquier cosa en tu vida es aprender a cambiar tus creencias respecto al cambio, cambiar las creencias y perspectivas respecto a un problema y las emociones asociadas a ciertas conductas y adoptar comportamientos y acciones nuevas. Para que tu vida cambie tienes que empezar por cambiar tú tomando el timón de tus hábitos y formas habituales de pensar para emprender en forma consciente acciones que van a modificar la forma en que hacemos las cosas. Esto debe hacerse de manera sistemática, todos los días. Así, la mente se va adaptando a un nuevo patrón de pensamiento y de acción. Como dijo Albert Einstein: “no puedes esperar resultados distintos si sigues haciendo siempre lo mismo”. Es así de simple y claro.
Junto con esto, debemos cambiar nuestro discurso interno en la práctica cotidiana. Es decir, lo que nos decimos a nosotros mismos cuando pensamos, planificamos, evaluamos cursos de acción debe ser positivo y orientado al logro de lo que queremos. Tenemos que creer que el cambio es posible y centrarnos en el éxito, el logro de nuestro objetivo – cualquiera que este sea. La convicción a priori es fundamental. Aquí entran en juego nuestras creencias e ideas preconcebidas.
Con mucha frecuencia, las personas no creen que ellos son importantes sino que le asignan mayor importancia y valor a los demás. Ven el mundo a través de su propia ceguera. Muchas personas se tratan mal y no se dan cuenta de esto hasta que alguien se los dice, se los hace notar, o se enferman. No logran comprender que ellos mismos merecen tanto respeto de sí mismos como de los demás. Muchas veces la gente se motiva más al hacer cosas para otros que para si mismos. Esto tienen que cambiarlo y manejarlo para lograr el pleno potencial mental y emocional. El poder del amor queda de manifiesto cuando vemos con qué fuerza se motivan las personas para ayudar a otros.
En las sesiones de PNL les enseñamos a las personas a identificar las mejores sensaciones, los mejores sentimientos y posteriormente acceder a ellos fácilmente.
El cambio, el progreso de uno mismo se trata fundamentalmente de lo siguiente: creer que es posible, adoptar una nueva perspectiva y sentimiento respecto a algo, y entender cómo motivarse en forma más efectiva.
La PNL fue desarrollada en la Universidad de Santa Cruz en California por Richard Bandler —un informático y psicoterapeuta— y John Grinder —un catedrático universitario de lingüística— en la década de los 70.
Ambos se sorprendían del por qué había profesores que tenían sus clases llenas y con alumnos muy motivados en asistir, mientras que otros, con igual nivel de conocimiento, no lograban transmitirlos y su concurrencia de estudiantes era escasa. Para averiguar las razones empezaron a establecer los comportamientos y actitudes de personas que eran “excelentes” en su profesión tales como: Virginia Satir, pionera en Terapia Sistémica Familiar; Milton Erickson, creador de la hipnosis Ericksoniana, pionero en Hipnosis Clínica; Fritz Perls, Creador de la Terapia Gestalt y Gregory Bateson, antropólogo y pionero en ciencias sociales y verbales.
Mediante la investigación empezaron a sistematizar los patrones mentales similares e identificaron, en aquel grupo de personas, patrones de excelencia para que pudiesen ser utilizados por cualquier otra persona y así obtener resultados semejantes. A esta disciplina la llamaron Programación Neurolingüística por las siguientes razones:
Utilizaron la técnica del «modelado» (observación y estructuración de procesos para recrear estos comportamientos de éxito específicos) y sistematizaron los patrones para lograr que cualquier persona pueda aprenderlos y llegar a resultados exitosos similares.
Esta técnica está disponible para que puedas sacar tu mayor potencial y así lograr vivir tu vida de una forma plena.
Para mayor información puedes contactarme aquí.